miércoles, 22 de enero de 2020
martes, 21 de enero de 2020
El Bullying
Bullying es una palabra de origen ingles que significa acoso; es decir molestar a una persona de manera constante, lastimando la o haciéndola sentir inferior a los demás, hasta llegar a presentar actitudes muy agresivas.
Para que el Bullyins se presente se necesita de una persona que es el acosador o abusador y otra que es la victima. Existen varios tipos de Bullyins por ejemplo; Sexual, psicologico, fisico y ciber bullying.
El Bullying
Es algo que no escapa de cualquier edad, incluso como adultos al menos algunas vez lo hemos hecho así de forma inconsciente, como cuando nos reímos de la forma de vestir o el peinado de alguien, de como se equivoco al hablar o si se puso nervioso en alguna presentación, o la mas común de todas cuando alguien se cae y nos reímos.
El bullying provoca daños inmensos en quienes son victimas de el.
Enseñemos a nuestro hijos a ser buena personas la educación de valores viene de casa no se nace siendo discriminador con el otro son conductas aprendidas
El bullying provoca daños inmensos en quienes son victimas de el.
Enseñemos a nuestro hijos a ser buena personas la educación de valores viene de casa no se nace siendo discriminador con el otro son conductas aprendidas
Lo tomamos como algo natural o sin importancia, pero¿cuantas veces nos hemos de pensar, como se siente esa persona? , ¿ se ríe porque realmente le parece gracioso pero no
no se trata de broemar algunas persona lo mira como un juego le gusta molestar a unos solo por que lo miran de menos.
El bullying o acoso escolar se refiere a un tipo de comportamiento violento
La intimidación y el maltrato entre escolares de forma repetida y mantenida en el tiempo, casi siempre lejos de la mirada de los adultos.
Con la intención de humillar y someter abusiva mente a una victima indefensa por parte de un abusón o grupo de matones.
A través de agresiones físicas, verbales o sociales con resultados de victimización psicológica y rechazo grupal
El bullying es cuando una persona lo humilla a uno cuando lo trata mal y esa persona se deja de humillar del otro y por miedo no se defiende se deja llevar de esa persona
para eso hay que depositarte confianza a sus padres para que le ayudes a sus hijos por que uno no se puede quedar callado si una persona se queda callado puede pensar varios pensamiento como por ejemplo quitarse la vida eso esta malo hay que hablar con sus padre y contarle todo lo que le pasa a esa persona para poder solucionar el problema.
El bullying es cuando un estudiante ataca a un joven particular
El bullyng pueden ser la agresiones física o agresiones psicológica
como se pueden darse cuenta si su hijo esta apareciendo de bullyng
por el comportamientos de sus hijos e llantos,problema de sueños,falta de alimentación o apetito, perdida de su materiales
mucha otra situación tal como malestares dolores sin ningún motivo golpes son las razones por la cuales pueden darse cuenta si su hijos están apareciendo de bullying
consejos para los docente para detener ese tipo de situación realmente tiene que estar muy pendiente por la ventana, y la puerta con los baños donde pueden atacar a los jóvenes
también la ausencia de su alumnos la falta de participación de su alumnos la ausencia de los alumnos en clases las agresiones física entres compañeros y muchos otros motivo para detener ese tipo de situación
Que hay que tener cuenta con respecto al bullying
El bullying es una situación que pueden durar meses o hasta años, esta misma va a depender de la importancia que se le de, ya que una persona que este sufriendo de esta situacion debe de buscar ayuda ante la autoridad competente para si radicar dichos problemas, ya para sufrir del bullying no hay edad determinada.
los jóvenes y los padres debe estar alerta de esa situación cuando realmente ellos ya dándose cuenta ese tipo de situación debe de tomar medida sobre esa causa no beben de causar violencia o el joven que esta atacando deben de igual forma prestarle la atención tanto el cual el atacante o atacado ya teniendo toda la información acerca de esa situación debe dirigirse ya una ayuda se psicólogo.
para eso hay que depositarte confianza a sus padres para que le ayudes a sus hijos por que uno no se puede quedar callado si una persona se queda callado puede pensar varios pensamiento como por ejemplo quitarse la vida eso esta malo hay que hablar con sus padre y contarle todo lo que le pasa a esa persona para poder solucionar el problema.
El bullyng pueden ser la agresiones física o agresiones psicológica
como se pueden darse cuenta si su hijo esta apareciendo de bullyng
por el comportamientos de sus hijos e llantos,problema de sueños,falta de alimentación o apetito, perdida de su materiales
mucha otra situación tal como malestares dolores sin ningún motivo golpes son las razones por la cuales pueden darse cuenta si su hijos están apareciendo de bullying
consejos para los docente para detener ese tipo de situación realmente tiene que estar muy pendiente por la ventana, y la puerta con los baños donde pueden atacar a los jóvenes
también la ausencia de su alumnos la falta de participación de su alumnos la ausencia de los alumnos en clases las agresiones física entres compañeros y muchos otros motivo para detener ese tipo de situación
Que hay que tener cuenta con respecto al bullying
El bullying es una situación que pueden durar meses o hasta años, esta misma va a depender de la importancia que se le de, ya que una persona que este sufriendo de esta situacion debe de buscar ayuda ante la autoridad competente para si radicar dichos problemas, ya para sufrir del bullying no hay edad determinada.
los jóvenes y los padres debe estar alerta de esa situación cuando realmente ellos ya dándose cuenta ese tipo de situación debe de tomar medida sobre esa causa no beben de causar violencia o el joven que esta atacando deben de igual forma prestarle la atención tanto el cual el atacante o atacado ya teniendo toda la información acerca de esa situación debe dirigirse ya una ayuda se psicólogo.
Durante la infancia los niños se pelean, en muchas ocasiones e incluso se llegan a insultar.
A. Detectar si el niño sufre bullying
B. Actitud de los padres frente al acoso escolar de su hijos.
El acoso escolar tiene como escenario los centros educativos. Como se trata, en su mayoría, de un acoso invisible para los adultos, los profesores difícilmente tendrán conocimiento de lo que está sucediendo a través de los padres. El agresor acosa a la víctima en los baños, en los pasillos, en el comedor, en el patio, reservando sus acciones durante la ausencia de mayores. En muchos casos, el acoso sobrepasa las paredes del colegio, pasando a ser telefónico e incluso por correo electrónico, en las redes sociales, via whatsapp, etc.,
Es importante que los padres mantengan siempre una comunicación abierta y positiva con sus hijos, y con el colegio, y en todo lugar de esta forma, conseguiremos que los niños se sientan más seguros y puedan contar a sus adultos de referencia lo que les está pasando.
No obstante, conviene que estemos atentos si detectamos algunas señales con los niños
1. Cambios en su comportamiento.
2. Cambios de humor, tristeza.
3. Trastorno en el sueño.
Que le cuesta más dormir y suele tener pesadillas.
Que le cuesta más dormir y suele tener pesadillas.
4. Cambios en los hábitos alimentario
5. Y vigilemos en el caso de que aparezca de forma frecuente con golpes, o rasguños y diga que se ha caído.
6.Cuando que no quiere ir al colegio, una y otra vez.
7. No quiere relacionarse con sus compañeros y quiere ir acompañado a la entrada y a la salida del colegio.
Actitud de los padres frente al acoso escolar de sus hijos
Si hemos detectado a sus hijos es víctima de acoso, y humillaciones lo primero de todo es no culpabilizarle ni a él ni a nosotros mismos, eso no implica ser peores padres.
hay que ayudarle a sus hijos y apoyarlos en todo momento
Es importante que el niño se sienta seguro y confiado en su casa, para que deposite la confianza con su padres donde pueda desahogarse y contar que le pasa.
hay que ayudarle a sus hijos y apoyarlos en todo momento
Es importante que el niño se sienta seguro y confiado en su casa, para que deposite la confianza con su padres donde pueda desahogarse y contar que le pasa.
Es importante que el niño cuente con habilidades sociales y con recursos, no solo enfocados a defenderse, sino a mostrarse más seguro y no dejarse manipular de uno.
Que aprenda a ignorar al los demás, que no le demuestre que le afecta llorando o enfadándose, sino que le pueda responder con tranquilidad diciéndole por ejemplo No, eso es sólo lo que tú piensas.
es no dejarse de humillarse de uno.
es no dejarse de humillarse de uno.
Que sepa que no está solo y que siempre puede pedir ayuda de los demás.
Para evitar el bullying es relevante fomentar relaciones de confianza y respeto, donde la capacidad de generar empatía, de ponerse en el lugar. Los niños deben ver a todos como iguales y no creerse que unos que otros.
Consecuencias del acoso escolar para la víctima
Por desgracia, quien se lleva la peor parte en las situaciones de acoso escolar son, lógicamente, la persona más débil o en condición de inferioridad: nos referimos a las víctimas.
Estas son los principales efectos negativos del bullying en los niños y niñas que lo sufren:
•Baja autoestima.
•Actitudes pasivas.
•Trastornos emocionales.
•Problemas psicosomáticos.
•Depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.
•Pérdida de interés por los estudios, lo que puede desencadenar en un menor rendimiento y fracaso escolar.
•Sentimientos de culpabilidad.
•Alteraciones de la conducta: intromisión, introversión, timidez. aislamiento social y soledad.
•Problemas en las relaciones sociales y familiares.
•Baja satisfacción familiar.
•Baja responsabilidad, actividad y eficacia.
•Rechazo a la escuela.
En casos extremos, el acoso escolar ha conducido al suicido a algunas víctimas y sus perniciosos efectos para la salud física, mental y emocional del individuo pueden llegar a cronificarse, acompañando a la víctima durante toda su vida.
Normalmente solemos asumir que el bullyng se presenta solo en niños y jóvenes, y que incurre mayormente en el colegio.
Practicar la empatia es algo que deberíamos hacer siempre y por eso le puse esta imágenes este semáforo del bullying, vamos a detenernos un momento en nuestra cotidianidad, mirar a nuestro alrededor y descubrir en que color del semáforo estamos y cuanta frecuencia sucede.
.
Hay que tener en cuenta el maltrato destruye lenta, pero profundamente, la autoestima y la confianza en si mismo del escolar agredido, que puede llegar a estados depresivos o de permanente ansiedad y que a la larga le harán mas difícil su adaptación social y su rendimiento académico,, esto puede genera situaciones verdaderamente extremas como al suicidio.
lunes, 20 de enero de 2020
El Bullying
El acoso escolar. De las causas,
origen y manifestaciones a la
pregunta por el sentido que
le otorgan los actores.
Escrito por Luis Evelio Castillo-Pulido
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Universidad de La Salle
Bogotá, Colombia
luisevelio40@hotmail.com
Introducción
En la comprensión de fenómeno del acoso escolar intervienen múltiples factores asociados con los orígenes, contexto social y cultural, procedencia familiar y nivel socioeconómico de los sujetos involucrados y de
la institución escolar que los alberga. Dada la complejidad del fenómeno,
cualquier tipo de estudio sobre él requiere el conocimiento del contexto en
el cual se hace evidente, de sus actores y de los aspectos que inciden de
manera directa e indirecta en su aparición y desarrollo.
Varios aspectos deben tenerse en cuenta para abordar y comprender
el fenómeno del acoso escolar. El primero de ellos hace referencia a la
comprensión que se tiene de la violencia, noción que presenta una gran
dificultad para su definición por la polivalencia de significados. Otro
punto de referencia son los diferentes enfoques desde los cuales se ha
abordado el estudio del acoso escolar. Los estudios permiten evidenciar
la existencia de variados enfoques que han originado diversos resultados
que dan cuenta de la comprensión estadística del fenómeno, sus orígenes,
actores, manifestaciones y consecuencias. En este contexto, cobra especial
importancia la pregunta por el sentido que los actores del fenómeno (acosadores, víctimas y espectadores) otorgan al acoso escolar. De allí que las
apreciaciones que los niños y niñas tienen sobre el sentido y la naturaleza
del acoso escolar constituyen el trasfondo y el horizonte de la comprensión del fenómeno.
Dicho lo anterior, al encarar la comprensión de fenómeno en Colombia, se acude a las diferentes investigaciones y estudios que, como en el
contexto internacional, inicialmente dan cuenta de los orígenes y manifestaciones del mismo (década de 1990) pasando a su abordaje a partir de las
voces de los implicados, que evidencian la necesidad de indagar de manera
mucho más profunda, a partir de las narrativas de las víctimas, acosadores
y espectadores sobre el sentido que le otorgan al fenómeno sin olvidar
otras voces, como las de los padres, maestros, compañeros y amigos de
los estudiantes.
Lo anterior implicará el abordaje de futuros estudios desde perspectivas más ecológicas que permitan conocer de forma integral tanto las
manifestaciones como las implicaciones que, para las comunidades educativas, tiene la práctica del acoso escolar.
Violencia y acoso escolar
El acercamiento a la noción de violencia evidencia la dificultad para
su definición tanto en su contenido, como en sus formas y manifestaciones; mucho más cuando se trata de indagar por ella en el contexto escolar.1
Podría pensarse, por ejemplo, en violencia cotidiana, tradicional, violencia
organizada o estructural, cultural, económica; violencia simbólica, maltrato, abuso físico y psicológico. En este sentido, “el análisis de las diferentes
1 En la comprensión de fenómeno del acoso escolar intervienen múltiples factores asociados
con los orígenes, contexto social y cultural, procedencia familiar, y nivel socioeconómico de los
sujetos involucrados y de la institución escolar que los alberga.
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La violencia en las escuelas
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definiciones demuestra que la definición del término depende en gran medida de la disciplina a partir de la
cual se desarrollan los estudios” (Amaya, 1999).
En 1996, la Organización Mundial de la Salud,
OMS, al reconocer la violencia como un problema de
salud pública, evidenció la necesidad de caracterizar
los diferentes tipos de violencia y los vínculos entre
ellas. La OMS dividió la violencia en tres grandes categorías generales a partir de quién comete el acto: violencia autoinfligida que involucra el comportamiento
suicida y las autolesiones; violencia interpersonal que
ocurre en la familia, la pareja y la comunidad; y violencia colectiva que se evidencia en ambientes sociales,
políticos y económicos (OMS, 2003, p. 19).
La violencia autoinfligida comprende el comportamiento suicida que incluye pensamientos suicidas,
intentos de suicidio también llamados “parasuicidio” o
“intento deliberado de matarse” y suicidio consumado.
Las autolesiones, es decir, el automaltrato incluye actos como la automutilación. La violencia interpersonal
se caracteriza por el comportamiento deliberado entre
personas de una familia o dentro de una comunidad
y puede llevar a sus miembros a causarse daños físicos
o psicológicos cuando se dan amenazas u ofensas. La
violencia colectiva se comprende a partir de lo social y
cultural, que dan cierta legitimidad al uso del arte, la
religión, la ciencia, el derecho, la ideología, los medios
de comunicación, la educación, ya que por medio de
ellos se violenta la vida. Por ejemplo, se admite la violencia en defensa de la fe o la religión que justifiquen la
práctica de guerras santas o atentados terroristas, se
otorga legitimidad al Estado para ejercer la violencia.
La violencia autoinfligida y la violencia interpersonal son claras y visibles, por lo que resulta relativamente sencillo detectarlas y combatirlas. En cambio,
en la violencia colectiva, intervienen factores que determinan que la detección de su origen, prevención y
remedio sean más difíciles pues cada sociedad aplica
diversos estándares en cuanto a las formas de violencia que son o no son aceptadas. Cualquiera de estas
violencias es sancionada por la ley o por la sociedad;
otras son crímenes. La violencia se caracteriza por la
existencia de una relación conflictiva entre las partes
involucradas, relación que requiere ser conocida, caracterizada y comprendida en todas sus presentaciones, dimensiones y manifestaciones.
Ahora bien, luego de la aproximación al concepto de violencia, es importante diferenciar esta
noción de la de violencia escolar que ocurre entre los
miembros de una comunidad educativa (estudiantes,
docentes, padres, personal administrativo) y que se
produce en los espacios físicos de la institución y en
aquellos lugares o actividades que están directamente
relacionados con lo escolar o con el desarrollo de actividades consideradas como extraescolares. La distinción permite ubicar el acoso escolar como una de las
manifestaciones de la violencia escolar que —como
se muestra más adelante— no es un problema nuevo
(Olweus, 1998, p. 11).
Acoso entre escolares
El bullying. Antes de abordar la comprensión del acoso escolar, se hace necesario establecer
la distinción entre violencia y bullying. Como explica
Eduardo Dato (2007), el criterio para diferenciar entre
violencia y acoso parece estar únicamente en la opción
de respuesta dada por el estudiante cuando señala:
“alguna vez”, se interpreta como maltrato, como violencia; mientras que si se elige “con frecuencia” se categoriza como acoso o bullying. El carácter repetitivo,
sistemático y la intencionalidad de causar daño o perjudicar a alguien que habitualmente es más débil son
las principales características del acoso. Dan Olweus
señala que “la agresividad intimidatoria entre escolares es un fenómeno muy antiguo”, pero solo hasta
hace poco tiempo —a principios de la década de los
setenta— se hicieron esfuerzos para su estudio sistemático (Olweus, 1998, p. 17).
Dan Olweus fue el primero en abordar esta problemática. En 1983 aparecen los primeros informes
relacionados con la violencia escolar en los que Dan
Olweus y Erling Roland dan cuenta de sus estudios que
en un inicio se realizaron en Noruega desde 1973 y
que, luego, se extendieron a los países escandinavos.
Posteriormente, a finales de los ochenta y principios de
los noventa, el fenómeno del acoso entre iguales atrajo cierta atención pública y de la investigación en otros
países, como Japón, Inglaterra, Países Bajos, Canadá,
Estados Unidos y Australia.
Para Dan Olweus, la violencia entre iguales se expresa con el término Mobbing (en Noruega y Dinamarca)
que puede entenderse como “grupo grande de personas que se dedican al asedio, una persona que atormenta, hostiga y molesta a otra”. Con el paso de los
estudios al contexto anglosajón, se asume el término
bullying, matoneo, matonaje, que de manera más concreta hace referencia a la intimidación, el hostigamiento y la victimización que se presenta entre pares en las
conductas escolares.
La situación de acoso e intimidación y la de su
víctima queda definida en los siguientes términos: “Un
alumno es agredido o se convierte en víctima cuando
está expuesto, de forma repetida y durante un tiempo,
a acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o
varios de ellos. En esta situación se produce también
un desequilibrio de fuerzas (una relación de poder asimétrica): el alumno expuesto a las acciones negativas
tiene dificultad para defenderse y en cierto modo está
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La violencia en las escuelas
El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la pregunta por el sentido que le otorgan los actores
desvalido frente a quienes lo hostigan” (Olweus, 1998,
p. 25).
En relación con el origen, Olweus indica: “en
el discurso público sobre el tema, se ha dicho que la
agresividad intimidadora entre escolares es consecuencia de la rivalidad por las buenas notas que se producen en la escuela y de manera más concreta, estas
podrían explicarse como una reacción a los fracasos
y frustraciones en la escuela” (Olweus, 1998, pp. 46-
47). Los estudios demuestran que se trata de un mito;
por tanto, habría que buscar su origen en otro tipo de
realidades; “la rivalidad por las notas, las diferencias físicas o desviaciones externas negativas entre las que se
encuentran la obesidad, el color del pelo, llevar gafas”
también pueden generar este tipo de actitudes entre
los escolares.
Actores del acoso escolar
Tres actores se ven directamente involucrados en
el acoso escolar: los acosados o víctimas, los acosadores o agresores, y los espectadores.
Las víctimas. Según Dan Olweus, hay distintos tipos de víctimas. “Las típicas, entre las que se
encuentran los estudiantes más ansiosos e inseguros
que suelen ser cautos, sensibles y tranquilos; poseen
baja autoestima, tienen una opinión negativa de sí
mismos y de su situación; y frecuentemente son considerados como fracasados sintiéndose estúpidos y
avergonzados. A este tipo de víctimas se le ha llamado pasivas o sumisas y no responderán al ataque ni al
insulto. Otro tipo de víctimas son las provocadoras que
se caracterizan por una combinación de modelos de
ansiedad y reacción agresiva. Estos estudiantes suelen
tener problemas de concentración y se comportan de
forma que causan irritación y tensión a su alrededor.
Algunos de ellos pueden ser hiperactivos”.
Los agresores o acosadores. Dan Olweus
descubre la existencia de varios tipos de agresores: los
“típicos que se distinguen por su belicosidad con sus
compañeros y en ocasiones con los profesores y adultos. Suelen caracterizarse por la impulsividad y una
imperiosa necesidad de dominar a otros. Pueden ser
ansiosos e inseguros. Estos agresores sienten la necesidad del poder y del dominio, parece que disfrutan
cuando tienen el control y necesitan dominar a los demás” (Olweus, 1998, pp. 52-54).
Puede decirse que los acosadores utilizan distintas formas como los apodos, mofas, insultos y habladurías (Monclús & Saban, 2006, p. 24), que generan
intimidación, exclusión y en ocasiones serios problemas psicológicos y sociales que provocan dificultades
en la convivencia y en la adaptación social.
Puede afirmarse entonces que “se produce la situación de desigualdad entre el acosador y la víctima,
debido generalmente a que el acosador suele estar
apoyado de un grupo que sigue la conducta violenta,
mientras que la principal característica de la víctima es
que está indefensa, no puede salir por sí misma de la
situación de acoso” (Díaz-Aguado, 2006, p. 17).
Los espectadores. Sobre los espectadores,
Dan Olweus indica que a los estudiantes que no participan en las intimidaciones y que generalmente no toman la iniciativa, se les denomina “agresores pasivos,
seguidores o secuaces” (Olweus, 1998, p. 53). Lo anterior interroga de manera imperativa a las investigaciones realizadas que han puesto su mayor énfasis en
los agresores y las víctimas, y han dejado de lado a
este actor que no en todos los casos puede ser tildado
de “cómplice”, dado que de la pasividad no se puede
inferir una actitud de apoyo al agresor. Cabe entonces
preguntarse qué sentido les otorgan estos estudiantes
tanto a la agresión como a su papel y a la actitud de
las víctimas.
Así, pues, como Dan Olweus lo señala, una conducta de persecución física y psicológica es considerada como característica importante del acoso escolar. Indica este autor que el acoso se puede entender
como una agresión directa e indirecta a la víctima; “es
indirecto cuando hay aislamiento social y exclusión deliberada de un grupo y directo cuando hay ataques
relativamente abiertos a la víctima”.
Siguiendo a Catherine Blaya, los diferentes tipos
de acoso “pueden ser considerados como factores de
degradación del clima y de la calidad de las relaciones
interpersonales, en cuanto no solo afecta psicológicamente de forma seria a los individuos, sino que estos,
al sentirse mucho más vulnerables en todos los aspectos, incluyen un factor social de riesgo al clima de las
relaciones en la escuela” (Blaya, 2005, p. 236).
Estudios sobre violencia escolar
Se evidencian dos grandes períodos con intereses y objetivos muy distintos. En el primero, que
comprende los años ochenta y noventa, a partir de
estudios estadísticos preferencialmente cuantitativos,
se buscó responder interrogantes como la incidencia
del contexto social, los actores, el origen, las manifestaciones, las consecuencias y los factores que inciden
en la violencia que ocurre en la escuela. En el segundo período, del año 2000 en adelante, los estudios se
orientan a la comprensión del fenómeno desde una
perspectiva más integral en la cual, además de los estudios estadísticos, se empiezan a tener en cuenta la
voz de los actores y sus diferentes formas (enfoques)
de comprender la realidad.
Dicho lo anterior, el estudio sobre el acoso escolar se puede abordar de varias formas. Desde los
observatorios, una primera referencia se encuentra en
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La violencia en las escuelas
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el trabajo realizado por el Centro Internacional para
la Prevención del Crimen (ICPC, por sus siglas en inglés), creado en 1994 en Montreal con el fin de prevenir el crimen y promover la seguridad en la sociedad.
Este centro elaboró en los años 2000 y 2001 un estudio
comparativo de las políticas y prácticas llevadas a cabo
en el ámbito internacional en el tema de la seguridad
en las escuelas (Monclús & Saban, 2006, p. 14)
Otra referencia es el Observatorio Europeo sobre
Violencia Escolar con sede en Burdeos, Francia, que
en 2008 pasó a llamarse Observatorio Internacional de
la Violencia en las Escuelas, OIVE y que ha venido reflexionando sobre esta problemática y ha identificado
los factores de riesgo en la vida de los miembros de la
comunidad educativa cuando se presenta la violencia
escolar. Según Catherine Blaya, en la actualidad, las
líneas de investigación más activas se refieren a los estudios sobre lo que Éric Debarbieux en 2003 denomina
microviolencias y clima escolar (Blaya, 2005, p. 296).
Para Catherine Blaya, “los estudios sobre violencia escolar han discurrido por tres grandes vías, que se corresponden básicamente con las tres grandes áreas de
conocimiento que se han interesado por estos problemas: la psicoeducativa; la sociopedagógica y la criminológica. Los estudios psicoeducativos han focalizado
su interés en los procesos personales e interpersonales
implícitos y explícitos en el complejo fenómeno de la
agresividad, la conducta agresiva, la victimización y la
conducta violenta, en sus diferentes matices. Esta línea ha sido hábil en la descripción de factores sociales
vinculados a estos fenómenos, describiendo condiciones de riesgo, como la pobreza, las características de
la juventud, los fenómenos migratorios y su incidencia en estos problemas”. En el enfoque criminalístico,
“el discurso ha sido tradicionalmente psicopatológico
y tiende a aproximarse a análisis descriptivos con los
que empieza a interesarse por la escuela como factor
etiológico de la criminalidad juvenil” (Ortega, 2002).
Varios estudios pueden citarse como referencia para
evidenciar la comprensión que se hace de la violencia desde este enfoque. João Yunes y Tamara Zubarew
(1993) especifican que entre las causas de la violencia,
las “características individuales, experiencias familiares, relaciones de pares, acceso a armas, consumo de
alcohol y otras drogas, exposición a violencia en los
medios de comunicación y otros factores políticos, culturales y sociales se interrelacionan y juegan un papel
fundamental en la ocurrencia de la violencia en jóvenes” (Yunes & Zubarew, 1993, p. 104).
Desde otra perspectiva, pueden citarse los estudios hechos desde el modelo ecológico. De manera
particular, en América Latina, estudios como los de
Miriam Abramovay, Carolina Lisboa, Christian Berger
y otros son un referente obligado (Berger & Lisboa,
2009, p. 61). Las investigaciones realizadas por Miriam
Abramovay (2005) y Carolina Lisboa en la Universidade do Vale Rio dos Sinos evidencian la “necesidad de
hacer un debate y una aproximación con las especificidades de la violencia en la escuela, su dinámica y
consecuencias” (Lisboa & Koller, 2009, pp. 161-181).
Carolina Lisboa y Silvia Koller muestran cómo, a diferencia de los años 70 a 90, “hoy es casi consenso en la
literatura científica que este proceso de la violencia escolar (acoso) está asociado a graves factores de riesgo
en el futuro de las víctimas (suicidio, depresión) como
también para los agresores (dificultades de relación
con los demás, delincuencia, violencia, entre otros) y
exige intervenciones urgentes y puntuales” (Lisboa &
Koller, 2009, pp. 161-181).
Otros estudios realizados por Ana Almeida, Carolina Lisboa y María Jesús Caurcel (2007, pp. 107-118)
exploran las explicaciones causales de adolescentes de
15 años portugueses y brasileños sobre las relaciones
de maltrato entre iguales; se pretende crear el contexto narrativo que da margen para la interpretación, las
atribuciones emocionales y para los juicios sociomorales presentes en las explicaciones del maltrato (Almeida, Lisboa & Caurcel, 2007, p. 107).
Desde este mismo enfoque, estudios como los
de Pablo Madriaza, Abraham Magendzo, Isabel Toledo
y Christian Berger coinciden en ubicar las investigaciones sobre la violencia escolar y de manera particular
en lo relacionado con el acoso escolar, bullying, desde
una perspectiva distinta a la del contexto europeo. Los
estudios van más allá del análisis estadístico para dar a
conocer el parecer, las comprensiones y percepciones
que sobre el acoso escolar tienen quienes intervienen
directamente en la problemática: agresores, víctimas y
espectadores.
De manera particular, las investigaciones de
Christian Berger dan cuenta desde el enfoque ecológico de las situaciones de acoso y violencia escolar que
se viven de manera particular en Santiago de Chile.
Berger dice que “los modelos tradicionales para abordar la agresividad entre pares (como elemento de la
violencia en las escuelas) se han enfocado ya sea en los
agresores o en las víctimas de la violencia. Así, se ha
tendido a la búsqueda de perfiles individuales de los
agresores y víctimas, buscando establecer los factores
causantes de dichos perfiles”. En este mismo sentido,
Pamela Orpinas evidencia la existencia de tres “modelos conceptuales complementarios” desde los cuales
es posible abordar el estudio y la prevención de la violencia escolar: el modelo de salud pública, el modelo
ecológico y el modelo de desarrollo (Orpinas, 2009,
pp. 35-57).
Al distanciarse de los enfoques de salud pública y de desarrollo, Christian Berger adopta para sus
estudios el modelo ecológico (Bronfenbrenner, 1979)
para tratar de comprender el fenómeno de la agresi-
La violencia en las escuelas
El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la pregunta por el sentido que le otorgan los actores magis
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vidad y la violencia escolar desde una perspectiva distinta: la del sentido.
Berger y Lisboa indican: “no existe claridad respecto a lo que se entiende
por violencia escolar, ni menos respecto a los distintos paradigmas para
comprender el fenómeno ni las atribuciones causales asociadas a este”
(Berger & Lisboa, 2009, p. 61). Continúan afirmando Berger y Lisboa que
las interpretaciones dadas al fenómeno “son explicaciones unidireccionales
que priorizan la importancia de algunos factores sobre otros; ninguno de
estos factores es conclusivo o puede dar cuenta a cabalidad del fenómeno
de la violencia entre pares” (Berger & Lisboa, 2009, p. 62). Desde esta perspectiva, con el modelo ecológico, “la agresividad entre pares —tanto para
su comprensión como para posibles líneas de intervención— es entendida
como un proceso, resultado de la interacción entre las características de la
persona (genéticas y socialmente construidas) con sus contextos (directos
e indirectos), permeados por la dimensión temporal (evolutiva)” (Berger
& Lisboa, 2009, p. 63). Lo anterior, como lo afirman los mismos autores,
“evidencia la existencia de consenso entre investigadores e interventores
respecto de la complejidad del fenómeno de la agresividad entre pares y
de la consecuente necesidad de marcos integrales para su comprensión”
(Berger & Lisboa, 2009, p. 74-75).
Desde el enfoque conocido como fenomenológico, cabe mencionar
los estudios hechos por Luis Manuel Flores-González para el contexto chileno. Para Flores (2009, pp. 211-230), la violencia escolar no es un simple
hecho social, sino un fenómeno complejo y multirreferencial. La cuestión
del sentido y las raíces fenomenológicas de la violencia suponen indagar
en la trama y enlaces de la experiencia humana que siempre escapa a nuestros hábitos y percepciones. Flores sostiene: “La violencia, incluso la
más brutal y sanguinaria, tiene siempre y en cualquier caso una dimensión
simbólica, referida a las condiciones de emergencia o al ejercicio de sus
posibilidades o realización” (Flores, 2009, p. 211).
Desde un enfoque fenomenológico, la violencia es un acontecimiento social y en esta misma medida es siempre un acontecimiento subjetivo
de un nosotros, dado que los ejes de los acontecimientos sociales se interpretan desde ciertas redes simbólicas de la acción humana. Así, este autor,
al asumir el carácter comprensivo de los estudios sobre violencia escolar,
muestra cómo “la violencia como todo fenómeno humano desborda la definición unilateral de un concepto, porque en rigor, la violencia es una acción, y
no solo un nombre que se les asigne a ciertos hechos. En toda violencia hay
siempre una lógica, sin embargo, esta lógica no se refiere a la coherencia
deductiva posible del pensamiento consigo mismo, sino de determinadas
lógicas de acción sobre las cuales se instalan las decisiones humanas” (Flores, 2009, p. 215).
Estudios sobre violencia escolar en Colombia
Una mirada a los estudios realizados en Colombia y conocidos como
tradicionales, durante el primer período (décadas de 1980 y 1990) evidencia la existencia de varias comprensiones sobre el fenómeno.
Rodrigo Parra-Sandoval formuló varios interrogantes sobre el papel
de la escuela como templo del saber y de la formación de ciudadanos para
la democracia y la paz, sobre la posible relación entre la violencia nacional
con la violencia escolar, la mala organización, la falta de dirección y la mala
calidad de la educación cotidiana, hechos que recaen en los estudiantes
por parte de los docentes que, a su vez, responden de esta manera ante
formalismos y limitaciones institucionales que les impiden ejercer su profesión completamente, realidad que constituye el centro de la problemática
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de la escuela al permitir que dentro de ella se gesten
y desarrollen manifestaciones de violencia entre pares y
entre los maestros y los estudiantes. No se ha investigado de manera sistemática el papel de la escuela en
su relación con la violencia y tampoco se ha indagado sobre las formas en las que la violencia ha hecho
aparición en la vida escolar, sus manifestaciones más
importantes y el papel que desempeñan los maestros,
los estudiantes y los padres de familia en esta situación
(Parra-Sandoval, González, Moritz, Blandón & Bustamante, 1998, p. 15).
El asunto de la violencia en la escuela estará
directamente relacionado con el contexto social en el
que se desenvuelve, los valores y principios que en ella
se transmiten y el papel que los docentes ejercen en ella.
Trabajos como el de Carlos Medina-Gallego corroboran la percepción de Parra-Sandoval sobre la relación entre el contexto social y la escuela y la manera
como esta incide en la violencia. Este autor declara:
“existen jóvenes altamente desadaptados que en forma violenta disponen el ordenamiento interno de la
escuela a su favor. Amenazan a sus compañeros, buscan el lado débil de los maestros, los acosan e intimidan, incluso llegan a agredirlos. Son estudiantes que
provienen de un ambiente en el que han ‘madurado’
en el manejo de la fuerza y la intimidación y cargan un
acumulado de experiencias que les permiten controlar
situaciones e imponer ordenamiento en el microcosmos de la vida escolar y fuera de ella” (Medina, 1991,
pp. 37-38).
El estudio realizado por Marina Camargo-Abello
muestra cómo el contexto escolar el término violencia
presenta una enorme ambivalencia. En primer lugar,
porque su uso generalizado, amplio, sin especificaciones ni precisiones ha llevado a vaciarla de contenido;
en segundo lugar, porque la violencia es una problemática escasamente trabajada en la institución educativa, por lo cual no se reconoce su existencia, no
se reflexiona sobre ella ni se le articulan explicativa,
comprensiva y positivamente los procesos, actividades
e interacciones escolares (Camargo, 1997).
Un ejemplo más es el “Proyecto Atlántida. Los
resultados de la investigación mostraron la existencia
de una escuela que encarna el atraso y cuyas estructuras fundamentales quedaron ancladas en la premodernidad, obstaculizando así el acceso de los jóvenes
a la modernización de la sociedad. Se observa como
fenómeno fundamental la separación entre la escuela
y la sociedad y entre la propuesta de la escuela y las
expectativas de los adolescentes” (Fundación para la
Educación Superior, FES & Colciencias, 1995, p. 24).
No debe olvidarse además, que en la “cultura escolar se
expresan formas de relación que potencian o desencadenan conflictos y perpetúan la existencia de ambientes
autoritarios” (Ortega, 1999, p. 27).
En el estudio del Instituto para la Investigación
Educativa y el Desarrollo Pedagógico, IDEP realizado en
1999 se concluye que “la violencia es una realidad presente en la cotidianidad y se manifiesta desde el simple
desconocimiento por el otro cuando no se responde a
su pregunta, cuando no se reconoce su cuerpo en el
espacio, cuando su nombre nunca es pronunciado,
hasta el golpe de autoridad, el uso del conocimiento
y la edad para someter, la pretensión de subyugar a
los aparentemente más débiles a una voluntad ajena
a sus deseos, o el disparo que elimina el contrario, hay
un enorme y desafortunado diapasón de acciones que
son nuestra cotidianidad” (IDEP, 1999, p. 12). Indica
además que: “no se trata, pues, de decir que la escuela es un manicomio, ni una cárcel, ni un cuartel,
pero con poco esfuerzo se podría pensar que tiene
un poquito de cada cosa”.
Todo lo dicho hasta ahora muestra cómo los estudios sobre violencia escolar realizados en Colombia hasta finales de los noventa; evidencian la existencia de una
realidad que ha venido aumentando en su complejidad
y comprensión; hecho que, entre otros aspectos, lleva al
auge y aparición de nuevos estudios que abordarán la
violencia escolar desde otras perspectivas.
Tradicionalmente, los estudios sobre violencia
(años noventa) han privilegiado la recogida de datos
por medio de cuestionarios que permiten caracterizar
la violencia y ofrecen algunos datos estadísticos sobre
los tipos de violencia y maltrato y los actores que en
ella intervienen. Estos estudios conocidos como epidemiológicos muestran cómo estas conductas están asociadas a factores de riesgo (bajo rendimiento académico, abandono escolar, lo que permite arrojar nuevos
interrogantes sobre esta problemática sin incursionar
en la pregunta por el sentido de la misma.
En el segundo período (año 2000 en adelante),
pueden citarse varios estudios que abordan la problemática de la violencia y de manera particular de
la violencia escolar. Enrique Chaux indica: “es crucial
complementar los trabajos actuales que pretenden
entender y reducir la violencia entre grupos armados
a nivel macro con un gran esfuerzo por comprender
y disminuir la violencia interpersonal a nivel micro”
(Chaux, 2002, pp. 41-51). El estudio busca comprender
los conflictos interpersonales a los que se enfrentan
cotidianamente niños(as) que viven en condiciones
socioeconómicas difíciles en Bogotá.
Esta investigación es importante porque, a diferencia de las realizadas, se conoció la percepción
que sobre la violencia tenían los niños y niñas, sus
narraciones permitieron comprender la violencia desde otra perspectiva. “Durante las entrevistas, les pedí
que me narraran disputas recientes que hubieran tenido con amigos(as) o conocidos(as) de su misma
edad, o algunas que ellos hubieran observado entre
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El acoso escolar. De las causas, origen y manifestaciones a la pregunta por el sentido que le otorgan los actores
compañeros(as). Mientras narraban las historias, les
hice preguntas que intentaban esclarecer la secuencia
de los eventos, e identificar sus conductas y emociones durante y después de los hechos. También les hice
preguntas sobre quiénes estaban alrededor y cómo
estos terceros respondieron ante la situación. Analicé
cada historia en términos de los asuntos que la motivaron, las estrategias que usaron para manejarlas, las
emociones que sentían durante las diferentes etapas
de los conflictos, lo que sucedía con las relaciones después de estos, y el rol que jugaban los(as) terceros(as)”
(Chaux, 2002, p. 44).
En otro informe publicado por el mismo autor en
2003, aparece un nuevo concepto que permite ahondar en la comprensión de una de las formas de violencia: la agresión. Enrique Chaux afirma: “Académicamente la agresión se ha entendido como la acción que
tiene la intención de hacerle daño a otra persona. Esta
agresión puede ser física (cuando busca hacer daño
físico a la persona), verbal (cuando se quiere herir a
través de las palabras), relacional (cuando se busca hacerles daño a las relaciones que tiene la otra persona
o al estatus social que tiene en su grupo), o de otras
formas” (Chaux, 2003, p. 49). Podría encontrarse aquí
una transición del discurso de la violencia y la violencia escolar hacia los tipos de violencia que se presentan
entre los niños y jóvenes en la escuela; tipos entre los
cuales es posible identificar el acoso escolar como una
de sus formas.
Chaux constata: “una excepción notable son
los estudios de [Laurence] Owens, [Rosalyn] Shute &
[Phillip] Slee en el año 2000” (Chaux, 2002), quienes
mediante grupos focales, entrevistas en parejas y entrevistas individuales, preguntaron a adolescentes
australianas sobre sus creencias y percepciones sobre
la agresión indirecta, aquella agresión ejercida de manera encubierta, por ejemplo, por medio de rumores
y exclusión, que hace daño a las víctimas sin que ellas
sepan quién causó ese daño (Björkqvist, Lagerspetz &
Kaukiainen, 1992; Salmivalli & Kaukiainen, 2004). Las
entrevistadas contaron que, con frecuencia, la agresión indirecta resulta del aburrimiento, de una búsqueda de diversión y de una necesidad de recibir atención
y de ser aceptadas por el grupo. Además, algunas
mencionaron que ser excluidas tiene consecuencias
muy negativas, como dolor, miedo, ansiedad y pérdida de seguridad y autoestima. Su percepción sobre las
intervenciones de adultos fue, en general, negativa.
Las entrevistadas contaron que no creen que las intervenciones de profesores sean efectivas y, en cambio,
pueden empeorar el problema al exponer a la víctima
a mayor agresión como venganza por la intervención
de los adultos. Además, pocas consideraron que los
programas sobre el tema podrían ser bien recibidos
(Chaux, 2010, pp. 5-22).
Enrique Chaux indica: “estos estudios han sido
también novedosos al concentrarse en las relaciones
de agresión e intimidación entre personas del mismo
sexo. Casi la totalidad de los estudios realizados internacionalmente sobre la agresión e intimidación han
sido llevados a cabo en colegios mixtos. Hoy sabemos
que la agresión y la intimidación entre niñas tienen dinámicas muy distintas a aquellas entre niños (Björkqvist, Lagerspetz, & Kaukiainen, 1992; Crick & Grotpeter, 1995; Galen & Underwood, 1997; Salmivalli, &
Kaukiainen, 2004); a pesar de esto, no sabemos bien
qué tanto de lo que hemos aprendido sobre intimidación en colegios mixtos es válido para comprender
la intimidación en colegios masculinos o femeninos
(Aponte & Verney, 2006)” (Chaux, 2002, p. 7).
Chaux advierte, como fruto de una de sus investigaciones: “La aproximación tradicional al estudio de
la agresión en niños y niñas ha sido la de buscar las
causas de esa agresión y concentrar todos los esfuerzos de intervención en cambiar esas causas”. En un estudio posterior, expone: “El centro escolar, si se quiere,
representa el espacio o contexto donde se manifiestan
los síntomas de una realidad social contradictoria. En
las últimas décadas, han entrado en nuestras aulas
una gran parte de las demandas sociales de respuesta
a situaciones que, casi siempre, sobrepasan las competencias de la escuela. Buscar, por tanto, solo en la
escuela la raíz de los conflictos es una pérdida de tiempo y caminar en una dirección equivocada” (Chaux,
2003). Indican además que se tiende a confundir los
conflictos en las aulas con las conductas violentas. Se
habla de violencia de un modo discriminado cuando
solo estamos ante conflictos que, aun rompiendo el
clima normal de la clase o del centro, no representan
manifestaciones que lesionen física o psíquicamente a
profesores y estudiantes.
Chaux señala: “La violencia colombiana es un
fenómeno muy complejo que involucra múltiples factores. Por esta razón, su prevención requiere esfuerzos
en múltiples áreas. La educación es una de las áreas
más prometedoras para la promoción de la convivencia y la prevención de la violencia, como lo han sugerido varios trabajos recientes como los de Chaux en
2002 y 2003, [Hernando] Gómez-Buendía en el 2003
y los del Ministerio de Educación en el año 2004”
(Chaux, 2005, p. 11).
Otro ejemplo de la manera como las investigaciones realizadas en Colombia sobre violencia escolar
fueron incursionando en el ámbito del acoso escolar lo
constituye el realizado por Olga Hoyos, José Aparicio,
Karol Heilbron y Vanessa Schamun en 2004. Este estudio describe, con base en el enfoque constructivista
genético de Jean Piaget, las representaciones del maltrato entre iguales en 80 niños y niñas escolarizados
de 9, 11 y 13 años de nivel socioeconómico alto y bajo
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de la ciudad de Barranquilla (Hoyos, Aparicio, Heilbron & Schamun, 2004,
p. 150).
En el mismo contexto de los estudios sobre violencia escolar, se puede mencionar el estudio Convivencia y seguridad en ámbitos escolares de
Bogotá, realizado en 2006 que identifica tres tipos de incidentes violentos
(menores, violentos y serios) estableciendo una escala de violencia escolar
que indica cómo, al parecer, la exposición a la violencia en los contextos familiares, barriales, interpersonales parece llevar a comportamientos agresivos y esto puede deberse al efecto de la exposición a la violencia sobre las
actitudes, el manejo de la rabia, la empatía y la asertividad.
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